Muy buenas noches tengan todos ustedes, mis pocos lectores. Así es: estoy viva.
Cómo se imaginarán, el 2020 fue el año más largo de la historia, y hay veces que se siente como si se negara a terminar. La pandemia comenzando, todos con la esperanza de que terminara en cuestión de semanas, y no... Un año después, seguimos sufriendo los estragos de la falta de conciencia, empatía y respeto. Ésto me ha abierto tanto los ojos y me he dado cuenta de lo horribles que podemos ser los seres humanos. El dolor no nos une, nos hace más egoístas.
Mi 2020 se fue volando y he sido de las pocas afortunadas que no se ha contagiado. Por momentos pensé que lo había contraído y no, solo fue un resfriado terrible o un tremendo SPP, nunca COVID.
Mi familia también y los pocos que se contagiaron ya salieron de tan agobiante enfermedad. Mis dos peludas siguen sanas y felices en nuestro nuevo hogar.
Las bendiciones se siguen multiplicando sin siquiera esperarlo y siempre se reciben con los brazos bien abiertos.
A veces me pregunto si las cosas realmente pueden ser aún más bellas, y creo que sí.
Pastillas, terapia, home office y mucha comida deliciosa.
La vida sigue y sigue, no se detiene y no quiero que lo haga.
Muero por una vida en pareja estable, saludable, feliz, llena de todas esas cosas bonitas que las películas siempre muestran y de aquellas que siempre ocultan para no matar el romance.
Muchos pendientes, tanto porque seguir con el enfoque hacia delante, nunca hacia atrás.
Espero retomar ésto, ya lo extrañaba. Porque yo me perdí a mí misma y, con la ayuda de una excelente terapeuta y todas las ganas del mundo, me estoy encontrando después de años.
Quiero que Mariana nunca suelte mi mano y sigamos logrando todo lo que deseamos y aquello que sólito llegará sin pensarlo si quiera.
Si leíste todo ésto, gracias.
Me sorprende que aún haya quien pase por aquí.
Un beso y un abrazo a la distancia❤️
