Normalmente se dice que la naturaleza de las personas se conoce realmente en los momentos más críticos de la vida. Cada quien elige qué actitud tomar, qué fuerza emplear y qué ideas defender pero normalmente olvidamos que nuestras decisiones afectan también a las personas que nos rodean y aman.
Supongo que es importante recordar que 'cada cabeza es un mundo'.
Pero a pesar de todo, el amor de los hijos hacia sus padres siempre será incondicional, lo quieran o no. Y es que no importa lo que nuestros progenitores hagan o dejen de hacer, siempre estaremos ahí. Es mera cuestión de naturaleza, instinto si así le quieren llamar. Y es que nosotros como hijos carecemos del derecho de juzgar sus actos, somos espejo de ellos y no ellos de nosotros.
Este tiempo conociendo a otra parte de mi hermosa familia me ha hecho reflexionar sobre la que tengo más cerca, en cuestiones de sangre. Supongo que es momento de madurar y hacer del tiempo presente el máximo a explotar.
Cambio y fuera.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario