En 4 meses me he olvidado por completo de la existencia de mi Blog.
Sacrilegio, lo sé.
Y aunque parezca excusa, la vida no me ha permitido acercarme a este santuario del desahogo mental y espiritual. No me he sentido digna de regresar a este lugar por muchas razones, pero la principal fue porque tengo meses sin tener mis pensamientos en orden.
Como ejemplo pondré el hecho de que mi blog cumplió
10 años el
17 de junio del 2016 y no me di cuenta. Si bien es una entrada sin importancia (refleja totalmente mi mentalidad de 15 años), es el inicio de todo lo que sería un viaje de autodescubrimiento y aprendizaje. Sobre todo en mis años de adolescencia.
Por este blog descubrí que podía escribir, que la poesía podía adquirir cualquier forma en la que mi corazón le mandaba; que hay gente allá afuera que se tomó (o aún se toma) el tiempo de leer a esta loca y sus historias. Por este blog fue que comencé mi
canal de YouTube (que también planeo revivir como mero asunto de terapia y no moda, como todo el mundo lo ha tomado) y encontré uno que otro amigo.
Tengo tanto que agradecer a este blog, y tanto por darle, que este año me he propuesto revivir esta parte de mi que ha estado en un coma profundo por los últimos años.
Así que sean, de nuevo, bienvenidos a este Blog...