Pronombres

Tú sola,
él acompañado.

Tú a lágrimas,
él a carcajadas.

Tú tiritando,
él sudando.

Tú estancada,
él a paso rápido.

Tú extrañando,
él olvidando.

Tú contigo,
él con ella.

Tú sin él,
él sin ti.

El veinte.

A cuántas veces tiene derecho una persona de enamorarse?
No lo sé, pero espero no hacerlo de nuevo.
Soy feliz, lo amo, me ama y soy feliz.

Mil disculpas, tenía que desahogarme.

Una guerra que no es mía

Hace un par de días soñé,
Tal vez fue una pesadilla, no lo sé.

Soñé una ciudad cubierta de sangre,
Muertos, partes de cuerpos, pero sin gente viva en sus calles.

Soñé que vivíamos con miedo a salir,
Todo lugar era riesgoso por miedo a dejar de existir.

Soñé masacres donde morían jóvenes inocentes,
En lugares donde lo único que buscaban era entretenerse.

Soñé niños asustados por el sonido de las balas,
Y que en las escuelas no les enseñaban abecedarios sino a esquivarlas.

Soñé impotencia de todos los que nos ocultábamos,
Nuestra ciudad no era nuestra y la paz que tanto presumíamos fue arrancada de nuestras manos.

Soñé con profunda tristeza,
Esperando despertar en mejor escena.

Pero desperté y todo seguía,
Con más pánico y terror que el anterior día.

Mi ciudad con sus calles solas,
Con un toque de queda implícito por la violencia y sus olas.

Mis niños con miedo,
Y más jóvenes muriendo.

El manto de la noche ya no les es suficiente,
También necesitan del día para aterrar a la gente.

Sangre de malos y sangre de inocentes,
Al final de cuentas sigue siendo igual de roja e incoherente.

Impotencia y frustración es el pan de cada día,
No sabemos si regresaremos o moriremos a sangre fría.

¿Es necesario hallar culpables en esta guerra sin sentido,
O solamente queremos dejar ya todo en el olvido?

Extraño mi paz, la tranquilidad de mi vida,
Saber que al regresar a casa no escucharé de más balas perdidas.

Que las estadísticas sólo eran eso,
Que la realidad no nos carcome los sesos.

Deseo tanto un mejor panorama para los que vienen,
Niños inocentes que sin saberlo una cuenta pendiente ya tienen.

Gritar, llorar, ni patalear es suficiente,
Perdemos lentamente una guerra que aparentemente no nos pertenece.

¿Y cómo no me pertenece si eventualmente me afecta?
Mi rutina ha cambiado y la muerte puede estar justo a la vuelta.

Necesito mi ciudad, mi estado y mi país de vuelta a lo que era,
Ese lugar al que me gusta llamar 'hogar' a pesar de lo que fuera.